Batería recargable NiMH lista para usar D/9000 mAh, tarjeta envuelta de fábrica

Las baterías de NiMH destacan en la mayoría de las aplicaciones con alto consumo y demanda de energía. También son ideales como fuente de energía de respaldo, ya que cuentan con un sistema de gestión de baterías (BMS) que controla la carga y descarga para prolongar su vida útil.

Sí, las baterías de níquel-hidruro metálico se autodescargan un 1 % al día si se utilizan en un dispositivo de bajo consumo o en modo de espera, y se sabe que su composición química sufre el efecto memoria. Además, podemos desarrollar un sistema que cargue la batería con una tasa de carga inferior a 0,025 C (C/40) para garantizar que el paquete esté siempre a su máxima capacidad y reducir los efectos negativos de la sobrecarga.

Los principales gases que emite la batería de níquel-hidruro metálico al someterse a una sobrecarga o descarga excesiva son hidrógeno y oxígeno. La carcasa de la batería no debe ser hermética y debe contar con ventilación estratégica. El aislamiento de la batería de los componentes que generan calor y la ventilación alrededor de ella también reducirán la tensión térmica y facilitarán el diseño de sistemas de carga adecuados.

No, no es necesario. Sin embargo, las baterías de NiMH se encuentran entre las más difíciles de cargar con precisión y, dado que las soluciones BMS son muy rentables, recomendamos incluir una en su diseño. La carga de las baterías de NiMH se basa en forzar la corriente a través de la batería, mientras que con las baterías de iones de litio y de plomo-ácido se puede controlar la sobrecarga simplemente estableciendo un voltaje de carga máximo. Por lo tanto, contar con un sistema de seguridad electrónico aumentará la vida útil de la batería.